15/7/10

La sospecha

La sospecha es el primer film en que Hitchcock desempeña funciones como productor y director, el segundo realizado en los Estados Unidos después de Rebecca, una mujer inolvidable (1940). Basado en una novela de Frances Iles, la acción del film transcurre en 1938, en Inglaterra. Lina (Joan Fontaine, ganadora del Oscar por este papel) es una muchacha retraída a la que sus padres le auguran un futuro de solterona. En un viaje en tren, mientras está leyendo un libro sobre psicología infantil, un túnel oscurece el compartimento en el que viaja. Cuando se hace la luz aparece la solución a sus problemas encarnada en la apuesta figura de Johnnie (Cary Grant), un vividor simpático y seductor. En poco tiempo, y sin el beneplácito de su padre, Lina se casa con Johnnie alejándose de aquel cruento destino social pero sumergiéndose en la pesadilla del matrimonio, ya que el hombre no tiene la voluntad de permanecer atado a ningún trabajo, le gusta apostar a los caballos y vive de desfalco en desfalco. Al morir el padre de Lina, dejándole muy poco en el testamento -quizás por su decisión de haberse casado con Johnnie- la imaginación de la muchacha comienza a desbocarse: quizás su marido no esté con ella por amor sino por beneficio económico.

¿Qué tiene Johnnie que atrae a Lina, una mujer sensible e inteligente pero capaz de perdonarle todo? Un gran atractivo sexual, creo yo. Hay una escena que indica -a poco de iniciado el film- cómo se desenvolverá esa relación: en una colina, los dos forcejeando. Él quiere desabrocharle un botón de la blusa. Ella lo rechaza. Forcejean. Finalmente él hace lo que quiere, lo desabrocha y juega con su pelo. Le dice: "Carita de mono", apodo cariñoso pero que, a la vez, la animaliza.

La puesta en escena exquisitamente diseñada por Hitchcock muestra a Lina atrapada en su casa como en una gran jaula. El gran salón es surcado por sombras que asemejan barrotes. ¿Atrapada por Johnnie o por su propia mente? Como ha quedado el film, por su propia mente que imagina paranoicamente que Johnnie puede ser un asesino, que pudo haber matado a su amigo Beaky en París para quedarse con la empresa inmobiliaria que aquel financiaba, que puede envenenarla con ese vaso de leche que le trae una noche para quedarse con el dinero de su seguro de vida. En la versión original del film -como en la novela en que se basa- Johnnie era un asesino. Tras mostrarle el film a los espectadores para ver cómo lo recibían, rechazaron ver a Cary Grant como un psicópata. Hitchcock fue presionado por el estudio para que cambie el final. Todo queda en sospechas infundadas de la pobre Lina.

La elección de Cary Grant en las películas de Hitchcock permite ver en tan encantadora estrella un lado oscuro que en otros films no aparece. Aquí Grant pivotea entre un hombre seductor e inmaduro y una bestia impasible capaz de ver como su amigo casi muere sin pestañear. Según dice alguno de sus biógrafos, Grant es el hombre que a Hitchcock le hubiera gustado ser, con su sex appeal, su atractivo con las mujeres y desenvolvimiento en el mundo.

Si Lina quería abandonar la oscuridad en que su vida se desarrollaba junto a sus padres, el precio de la factura de la luz que trae Johnnie es alto. Maltrato y abuso constante, condenada a hacer de madre de un hombre de su edad. Y a veces, la inquietante y desestabilizante sospecha paranoide de (querer) ser asesinada por él. Emociones fuertes y turbulentas dentro de un típico cottage inglés, un verdadero cambio de vida podríamos decir.