29/9/09

La huérfana



Descendiente directa de la niña de La mala semilla (Mervyn LeRoy, 1955), la niña rusa de La huérfana es capaz de cualquier maldad con tal de lograr sus objetivos. Este efectivo thriller psicológico juega con poner sobre el tapete el delicado tema del deseo sexual de los niños hacia sus mayores. Aquí no hay zombies ni explicaciones fantásticas, el film presenta una coartada realista para la historia narrada, en la que un matrimonio joven que ya tiene un par de hijos, decide adoptar una niña de 10 años. La madre (Vera Farmiga) no se repone de la pérdida de un reciente embarazo y entabla un lazo sólido con la niña que, de a poco, se irá cuarteando. Sucede que Esther (Isabelle Fuhrman) posee su propia agenda sobre lo que debe suceder en esa familia, a quién debe destinarle su afecto y a quién no. Y de acuerdo a ese prospecto mental procederá a cometer todo tipo de atrocidades con tal de lograr su objetivo.
Metáfora sobre la familia moderna, donde los padres culposos por diversos motivos depositan expectativas irreales en los hijos descuidando la solidez de la ligazón del vínculo entre ellos, expectativas basadas en las imposibilidades de encarar francamente sus miedos y ansiedades, posibilitando la entrada de extraños con intenciones impensadas, el film tiene una primera parte morosa, donde va estableciendo las características psicológicas de los personajes, las relaciones entre ellos y el medio circundante. En la segunda parte, reinan las manipulaciones y horrores producidos por la niña, que llegan a poner en peligro las vidas de sus hermanastros y, ni hablar, de sus padrastros. En esta mitad, el ritmo se acelera y bailamos al compás de sustos y una alta cuota de suspenso. El film está muy bien realizado por el director (de origen catalán) Jaume Collet-Serra, al que cabe agradecer la meticulosa construcción del escenario dramático donde se desatará el aquelarre final. Muchos han criticado la coartada realista a la que recurre el guión para explicar los hechos, pero a mí me parece bien fundada por los indicios que se han ido sembrando.
Cabe recordar que Farmiga protagonizó un papel muy similar en Joshua (George Ratliff, 2007), otro thriller psicológico donde otro niño decide quién debe ser parte de su familia y quién no. Aquí era una madre en plena depresión posparto que era llevada a la muerte por su propio hijo -al que no quería- y en el camino, sufría muy convincentemente como una condenada. Pero si bien comparte características con el film que estamos comentando, Joshua tenía pretensiones muy diferentes, ya que era en un film que se apoyaba más en lo diferente que el niño se sentía y en el cumplimiento de aquella fantasía que muchos hemos tenido de tener una familia distinta de la que nos vino dada. La huérfana es un film menos descriptivo, inquietante e irónico, y reina en el dominio del suspenso. Las actuaciones son sólidas y las atmósferas creadas, muy inquietantes.

Sector 9


Novedoso film de ciencia ficción que en distintas partes de su desarrollo recurre a variadas técnicas, algunas del documental y otras del cine moderno, como el uso de la cámara a la manera de El proyecto Blair Witch, para narrar una historia entretenida con visos de crítica social sobre el apartheid y la segregación en general. El director sudafricano Neil Blomkamp, apoyado generosamente en la producción por Peter Jackson (director de Criaturas celestiales y la trilogía de El señor de los anillos), cuenta una historia donde unos extraterrestres llegados a la Tierra en la década del 80 van a ser relocalizados. Los extraterrestres, muy parecidos a langostas, son discriminados por el gobierno que los quiere expulsar a un lugar donde no sean visibles, son explotados por unos nigerianos que los estafan cuando les venden comida para gatos, y discriminados por la sociedad entera (incluídos los negros que sufrieron las consecuencias de años de segregación). A quien se le encarga la misión de relocalizarlos, el funcionario Wikus van der Merwe (Sharltlo Copley), le falta más de una lamparita en la cabeza, lo que inyecta cierta dosis de humor al film. Por diversas alternativas de la trama, Wikus terminará de perseguidor en perseguido, colaborando con un padre y su hijo extraterrestres para que puedan volver a la nave madre y, en último caso, a su planeta. Justamente, a partir del segundo tercio del metraje, la narración se aleja de las técnicas del falso documental y se vuelve un relato más convencional, basado en persecusiones y giros más propios de una película de acción. Así y todo, las altas dosis de ironía y de gore, una marca de las primeras realizaciones de Jackson (como la espléndidas Mal gusto y Braindead), hacen que la distinción del film no decaiga, diferenciándolo de tantas cintas de ciencia ficción que pululan en los últimos tiempos.

19/9/09

Julie y Julia


Este edificante film de Nora Ephron lo tiene todo para hacer las delicias de las mujeres entre 30 y 60 años. Un personaje excéntrico que, desde el pasado, sirve de guía y estímulo a una joven de los 2000, un tanto perdida en el mundo de los estímulos materiales y las relaciones light.
Julia Child ha sido y es un ícono de la cultura popular estadounidense, una Doña Petrona sofisticada y un tanto quijotesca en su pasión por la cocina francesa, que se encargó de introducir en el ámbito de las amas de casa a través de un libro de recetas -cada una probada y experimentada por la autora- y un programa de televisión, a fines de la década del 50. Ese libro sirve de manual a una muchacha de esta década, confundida entre los imperativos de lograr dinero y celebridad en los tiempos que corren, a costa de descuidar y/o traicionar a las amistades o relaciones más cercanas.
El libro de la Child le permitirá a Julie -una muchacha con veleidades de escritora pero sin el suficiente impulso para concretarlo- escribir un blog en el que irá comentando día a día sus tribulaciones y alegrías al probar la efectividad de aquellas recetas en su propia cocina, a la vez que madura como persona y en su relación con su marido, y se hace célebre, con la posibilidad de publicar un libro (uno de los que dos que dará base al film que comentamos).
La película tiene los condimentos necesarios de un buen women film, sin ser necesariamente una comedia romántica, y se inscribe en la moda de los films sobre comida y gente que disfruta de una y otra manera de ella, lista que engrosan La fiesta de Babette, Comer, beber y amar, Como agua para chocolate, Bella Martha, El sabor del Edén y La sal de la vida, entre otros.
Ephron muestra sus habilidades como directora y guionista al saber conducir con sobriedad dos historias paralelas que se desarrollan en épocas y países diferentes. Sin embargo, el film encuentra su más poderoso atractivo en Meryl Streep, que agrega la de Julia Child a su galería de impresionantes interpretaciones, tras un año en que nos ofreció a una madre devota de su hija y de un pasado bohemio en el musical Mamma mia!, y a la monja árida y reseca de La duda.
Amy Adams -que también secundara a Streep como la monja joven en La duda- se luce en un personaje de a ratos insoportable, con sus crisis de ansiedad y de narcisismo mal ubicado. Sus segmentos no son tan interesantes como los de Streep, con su admirable reconstrucción de época, ni su pareja -interpretada por Chris Messina (Cásate conmigo otra vez)- llega a ser tan vistosa ni llamativa como la de Julia con Paul Child (Stanley Tucci, apoyo sobrio -y sensual en su ambigüedad- de los emprendimientos de su consorte). Pero Adams es una actriz extremadamente versátil y lleva a buen puerto la duda tarea de cargar con nuestra tediosa contemporaneidad.
Un comentario al margen, ¿se pondrá de moda la grasosa comida de la Child? ¿Cuántas mujeres argentinas tienen arrumbados sus libros de Doña Petrona? No es sólo que preparar esas recetas cuesta mucho dinero, sino que lleva mucho tiempo y, además, el riesgo de morir por exceso de colesterol. Paquetes y paquetes de manteca desfilan por las imágenes de Julie y Julia. Además, quién querría hoy día comerse un aspic, sobre todo después de saber cómo se prepara en el film.