¿Pueden coexistir dos temas tan dispares como el autismo y el tratamiento que se les otorga a las vacas en el matadero antes de pasar a mejor vida? Este film producido por la cadena de cable HBO logra la magia de unirlos a través de la biografía fílmica de Temple Grandin, nacida en Boston en 1947. Esta muchacha a la que se le diagnosticó la enfermedad a los tres años logró hacer de la necesidad virtud y terminó -con el impulso, el tesón y el sufrimiento de una madre universitaria- siendo una académica respetada que elaboró un tratamiento indoloro para que el ganado que iba rumbo al cuchillo tuviera una muerte digna, tratamiento que terminó siendo adoptado por la industria de la carne. Entre medio de las tantas vicisitudes que el film narra con habilidad y ligereza, creó una máquina que "abraza" a las personas híper sensitivas, calmándolas cuando sufren algún estímulo que las desborda.
El film de Mick Jackson busca que todo el tiempo olvidemos que Temple (interpretada con augusta convicción por una casi irreconocible Claire Danes en el que es el papel de su carrera) es un "fenómeno" en la tradición de aquellos descastados que tan bien supo relevar Tod Browning en su Freaks (1932), transformándola en un ejemplo que inspire a otros a sobrellevar sus discapacidades, -como lo hicieran antes Daniel Day Lewis en Mi pie izquierdo (Jim Sheridan, 1989) o Dustin Hoffman en Rain Man (Barry Levinson, 1988)-, insertado en la sociedad tanto por sus valores humanos como por su capacidad para hacer el bien. Y logra su objetivo con buenas artes y con cierto estilo: cuando Temple se siente desbordada por algún estímulo que ahoga su capacidad de tolerancia se lo hace sentir al espectador con un avezado montaje visual y sonoro.
Films como éstos son los que los estadounidenses denominan "inspiradores". Preciosa (Lee Daniels, 1999) caería también en esta categoría: una adolescente negra, pobre, gorda, híper obesa, maltratada por su madre y violada por su padre, logra ser una estudiante y madre responsable. La Rosa (Mark Rydell, 1979), film debut de Bette Midler, una biografía disfrazada sobre Janis Joplin, no formaría parte de este tipo de relatos, ya que su protagonista termina sin poder sobreponerse a los obstáculos y muere de una sobredosis de droga. Lo mismo sucedería con los protagonistas de Syd and Nancy (Alex Cox, 1986) o The Doors (Oliver Stone, 1991). En estos casos estaríamos hablando de "cautionary tales", relatos que advierten sobre las consecuencias de no ser un modelo para la sociedad (útil, responsable, productivo), adoptando costumbres o usos penados socialmente. Generalmente son films que se extienden y demoran en las penosas y destructivas conductas de sus personajes.
Volviendo a Temple Grandin, -descendiente pulida y perfeccionada de aquellas películas de la semana que solía brindar canal 9 en la década del 80- da cabida a excelentes actuaciones (a Danes la acompañan con distinción Julia Ormond y la madre de Mi pobre angelito, Catherine O´Hara) y a un guión tan didáctico como moralista y pasteurizado. Para finalizar, cabe destacar que Temple Grandin se alzó con la mayoría de los Emmys (premio de la televisión estadounidense) de su categoría.
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